La soledad.
Cuando estamos solos y efectivamente nos sentimos solos podemos canalizarlo de buena o mala manera, ahí es cuando estamos con nosotros, cuando podemos descubrirnos, saber quiénes somos sí que quiere…, aunque…, a decir verdad no nos da la certeza de que sea algo bueno tampoco, quizás en el fondo de nuestra introspección descubrimos que somos unos patanes y encima aburridos!, que terror!, bueno al menos nos predisponemos a buscar las formas para disimularlo, no vaya a ser cosa que nos descubran! Y que nuestro mundo ególatra sea un escudo de nada.
Por el contrario podemos adentrar en lo profundo de nuestros placeres y dolores y descubrir que hay un nuevo planeta!, uno imaginario!, uno que nos lleva a donde queramos!, puede ser una orgia de mentes descomunal o un templo de duendes serviciales, no importa…, podemos volar solos… o al menos volar con aquello que creamos en el vientre de nuestra locura racional, que divertido parece cuando tenemos la capacidad…, por el contrario, sin capacidad nos parece estúpido, pero es porque la imaginación se crea en nuestra cabecita pero se canaliza de muchas formas, muchas artes, muchas locuras internas y externas en los casos de los asombrados de siempre.
Los locos son artistas o los estúpidos son los que se quedan solo con la materia y sus placeres sensoriales, de esos que se esfuman y que no sirven ni para recuerdo?
Pero… me gustaría evitar sentir la soledad como la canalización de la locura, cuando la quietud de la soledad es forzada duele, y mucho peor que un desamor, el tedio mata y no se canaliza fácil si no somos reprimidos, si no tenemos grandes cuestiones contenidas en el pecho…, también es malo exigir a nuestra imaginación que nos defienda del vacío de cuerpos…NO!; eso es locura!, no sé exactamente que estoy escribiendo, solo lo escribo… y lo intuyo ,aunque estoy transpirando no sé de qué…
Estoy rodeado de entes, ninguno me entiende, o quiero creer que nadie lo hace… eso me haría sentir menos solo, saber que nadie me comprende me aleja de la soledad…, la soledad duele cuando somos idiotas, cuando no, simplemente la disfrutamos…
“Yo!... no siempre la disfruto, también me duele”
Es que soy contradictorio…, quien no?, quien disfruta perpetuamente lo estático?
No existe nada menos frívolo que la soledad, por eso es que cada tanto necesito una dosis de compañía, porque la soledad en algún punto me hastía también… no soy un robot intelectualoide cómplice de mi mismo, tampoco una maquina de odio a mis compatriotas humanos…, aunque a veces la muchedumbre por más de una hora suele ser el infierno para mi cordura, siento deseos perpetuos, esos que cansan y aburren pero que vuelven y vuelven…
La soledad termina siendo otro recurso y un camino a la paz ante todo,” Si se quiere…” y luego a la libertad, porque nos damos el lujo de no ser ante los demás si no ante nosotros…, pero es como todo y cada cosa, todo tiene su contraindicación a menos que no podamos controlarnos, esto que escribo es para mí y mi amor a la soledad, para los otros no tiene sentido…
Lo cierto también es que por momentos creo que mi cariño solitario se debe gracias a los otros más que a mí mismo, y por el contrario, en otras ocasiones, se debe a lo que puedo darme íntimamente de manera mucho más abultada y profunda estando solo, porque al fin y al cabo soy una especie de sentido metafísico metido en un cuerpo que se desgasta, se pudre, se muere…, no todos son conscientes de que lo que nos hace vivos y hombres es aquello que sentimos y no lo que necesariamente tocamos…
Soledad es… un estado mas, entre otros… un estado hermoso, no como ideal de refugio, si no como un momento de introspección en el mejor de lo casos, la necesidad de sociedad es palpable y congénito en el hombre y por eso es que vivir aislado no es muy popular, pero el exceso de sociedad es el contagio de las necesidades del otro…
Las necesidades del otro:
Pude notar que cuando un ser tiende a una sociabilidad excesiva empieza a mimetizarse sobre lo frívolo, es decir, sobre lo que está en la superficie de carácter, ya que los aspectos profundos suelen ser muy personales, lo que podría aburrir de sobre manera al otro, y más cuando nos encontramos con personas que no se han encontrado a sí mismas ni han escarbado lo profundo de su ser (cuanta cosa pido!).
Pero lo más notorio es que las necesidades de los otros tienden a pegársenos, las razón de necesidad de cosas; amores, dinero, gustos o lo que sea, se vuelven nuestras, no es alienación, es un simple alejamiento de la soledad, un simple despojo de nosotros mismos, quizás porque lo que hay en nosotros no nos gusta…
Estar solo tiene dos motivos... el primero es impuesto por los otros, es decir, por el rechazo que nos causan o les causamos, este duele aunque no se quiera..., y el segundo... aquel que nuestra aura, consciencia, hemisferio derecho o izquierdo, lo que sea nos lo pide en algunos, yo, soy un caso de esos, pues no todos tienen el gusto.
En mi la soledad fue, es y será un arma de doble filo, hermosa y triste, rica y amarga, pero no puedo vivir si ella…